En nuestra boca viven 20.000 millones de bacterias y cada día que pasa sin cepillar los dientes favorecemos que se muden millones de nuevas bacterias dispuestas a hacer de las suyas. La placa dental bacteriana produce ácidos que desmineralizan la superficie del esmalte, la capa más externa del diente, y su acción continua hace que se conforme la caries dental. Además estos gérmenes se alojan entre el cuello de los dientes y las encías produciendo las enfermedades de los tejidos de soporte del diente, el hueso y las encías.
La higiene dental y la eliminación de la placa bacteriana previene tanto la caries dental como la enfermedad periodontal (gingivitis y periodontitis o piorrea).
Consejos generales para tener una buena higiene bucal:
- Debemos cepillar los dientes 3 veces al día, de forma ordenada cepillando todos los dientes y las encías, por un tiempo no menor a 2 minutos. Lo ideal será esperar al menos media hora después de comer, ya que al activar nuestra saliva con la comida creamos un ambiente ácido y es preferible esperar a que se vuelva a los niveles normales. Por eso tampoco es recomendable comer entre horas. Además, no comer ni beber, excepto agua, después del cepillado.
- El Cepillo normalmente lo utilizaremos con cerdas intermedias, con una cabeza de tamaño adecuado para poder acceder a todos los rincones, y debemos cambiarlo cuando las cerdas pierdan su forma y tensión originales, aproximadamente cada 2 o 3 meses. Es preferible un cepillado suave y metódico ya que el agresivo puede dañar el esmalte y las encías. El cepillo eléctrico nos ayudará a obtener una buena higiene con más facilidad que el manual pero en ambos casos debemos emplear una técnica adecuada.
- Tenemos que prestar atención a 2 Formas de Cepillado, sin olvidarnos de llegar a todas las superficies de todos los dientes:
- Un movimiento en vertical de la encía al diente.
- Un movimiento horizontal o masaje del surco que se forma entre encía y diente.
- El Hilo Dental, el Cepillo Interdental o los Irrigadores son aditamentos específicos diseñados para alcanzar áreas problema a los que no puede llegar el cepillo. Nos ayudan en las superficies de contacto y en espacios entre diente y diente, o en dientes inclinados y malposicionados. También es necesario su uso en tratamientos de ortodoncia o prótesis dentales. Lo mejor es que su dentista le indique la forma específica de limpieza de cada uno de ellos.
- Asimismo, recuerda Cepillarte la Lengua con movimientos de dentro a fuera. La superficie exterior de la lengua está cubierta con bacterias que pueden contribuir en particular al mal aliento.
- Los Enjuagues Bucales de uso diario pueden tener beneficios sobre la salud oral pero no son esenciales, y siempre serán un complemento, no un sustituto del cepillado. Debemos estar seguros de que son de uso diario y no Colutorios Terapéuticos o antisépticos, los cuales no deben utilizarse fuera de tratamientos periódicos prescritos por el dentista, ya que su uso de forma habitual puede provocar efectos nocivos sobre la salud oral.
- No Fumar.
- Control de la Dieta como factor de prevención:
- Controlar la frecuencia de exposición al azúcar, hidratos de carbono, almidones… es clave para prevenir la caries.
- No comer entre horas y comer los dulces durante o después de las comidas. Bebe 2 litros de agua diarios para estar bien hidratado.
- Tener una dieta equilibrada que nos proporcione una nutrición adecuada para que nuestro organismo disponga de lo necesario. Si la nutrición es deficiente nuestra boca estará más expuesta a infecciones. Prestar atención al calcio, fósforo y a los niveles de flúor en la alimentación, sobre todo de los niños.
- Algunos alimentos y bebidas ácidos en exceso resultan muy dañinos para los dientes; como el limón, la Coca Cola… Consumir con moderación. Es aconsejable beber un vaso de agua después para enjuagar la boca y diluir el ácido.
- Contra el mal aliento: beber mucho agua, que lavará los compuestos sulfúricos que se generen en la cavidad oral y que causan el mal aliento o halitosis. Consumir vegetales fibrosos como el pepino, el apio o la zanahoria, su alto contenido en agua limpia la boca, y al masticarlos su textura fibrosa hace que generes más saliva.